Traducción al español del poema “To Helen” (A Helena) de Edgar Allan Poe:
Tu belleza es para mí como esas naves de Nicea, que, suavemente, llevaban de regreso al hogar a aquel cansado vagabundo de la orilla de los mares, hacia los prados de su tierra natal, a las antiguas puertas de su tierra natal.
En tu glorioso cabello, en tu clásico rostro, se encarna el esplendor del sentido de la Antigua Grecia y de la grandiosa Roma. Oh, laureles de Náyade flotantes que rodean tu cabeza, como una lámpara sagrada para guiarme hacia la penumbra.
¡Pura diosa, adorada por los pensamientos! No hay nada tan delicado en este mundo, que inspire nobleza en un corazón humano, como la pureza que habita en ti.
¡Gracias al cielo! La crisis, el peligro ha pasado, y la larga enfermedad ha terminado al fin— y la fiebre llamada “Vida” ha sido vencida al fin.
Lamentablemente, sé que he perdido mis fuerzas, y ningún músculo muevo mientras yago extendido— ¡pero no importa!—Siento que al fin estoy mejor.
Y descanso tan plácidamente ahora, en mi cama, que cualquiera que me mire podría pensar que estoy muerto— podría sobresaltarse al verme, creyéndome muerto.
El gemido y el lamento, el suspiro y el sollozo, se han acallado ahora, con aquel horrible latido en el corazón:—ah, aquel horrible, horrible latido.
La enfermedad, la náusea, el dolor implacable, han cesado, con la fiebre que enloquecía mi mente— con la fiebre llamada “Vida” que ardía en mi mente.
Y ¡oh! de todos los tormentos, el peor tormento ha cesado—el terrible tormento de la sed por el río naftalino de la Pasión maldita:— He bebido de un agua que calma toda sed.
De un agua que fluye, con un sonido de arrullo, desde un manantial a muy pocos pies bajo tierra— desde una caverna no muy lejos abajo, bajo tierra.
Y ah, ¡que nunca se diga neciamente que mi cuarto es lúgubre y mi cama angosta; pues nunca ha dormido un hombre en una cama distinta— y, para dormir, debes descansar en una cama como esta.
Mi espíritu atormentado reposa aquí apacible, olvidando, o sin jamás lamentar, sus rosas— sus viejas agitaciones de mirtos y rosas.
Pues ahora, mientras tan quieto yace, se imagina un aroma más santo a su alrededor, de pensamientos— un aroma de romero, mezclado con pensamientos— con ruda y los hermosos pensamientos puritanos.
Y así yace felizmente, bañándose en muchos sueños de la verdad y la belleza de Annie— ahogado en un baño de los rizos de Annie.
Ella me besó tiernamente, me acarició amorosamente, y luego me quedé dormido en su pecho— profundamente dormido en el cielo de su pecho.
Cuando la luz se extinguió, me cubrió con calor, y rezó a los ángeles que me guardaran del mal— a la reina de los ángeles para que me protegiera del mal.
Y yo yago tan plácidamente, ahora, en mi cama (sabiendo su amor) que podrías pensar que estoy muerto— Y descanso tan contento, ahora, en mi cama (con su amor en mi pecho) que podrías pensar que estoy muerto— que tiembles al mirarme, creyéndome muerto.
Pero mi corazón es más brillante que todas las muchas estrellas en el cielo, pues brilla con Annie— resplandece con la luz del amor de mi Annie— con el pensamiento de la luz de los ojos de mi Annie.