Un pino triste de año nuevo,
Una noche que termina sin comenzar,
Una historia que nunca se escribió,
Un amor que nunca vivió.

Y al final de nuestro tiempo,
Nunca existió un tú y yo.
Nuestro para siempre no fue por siempre
Y el amor tenía fecha de caducidad.

Un dios cruel nos mantuvo juntos,
Pero ya no creo en ese dios;
Entonces, ¿qué sigue?
Decir adiós.

Te ame, te amo y te amaré,
Pero a veces el amor no es suficiente.
Estamos muriendo por dentro
Y no podemos verlo.

Deberías estar con alguien más,
Alguien que vea el mundo como tú lo ves,
Y tú lo veas a él
Como nunca me pudiste ver a mí.

Victor Giles | Pseudopoeta
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Brindemos por aquellos amores
que pudieron ser recordados como leyendas,
pero fueron vencidos por las dudas,
traicionados por los celos y apuñalados con mentiras.

Brindemos por aquellos amores
que lejos de ser amores
fueron cárceles.
Y por aquellos amores que no existieron
pero te liberaron.

Brindemos por el amor
que no supiste dar,
y por el amor
que no supiste apreciar.

Brindemos!

Victor Giles | Pseudopoeta

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Después del amor, ¿que nos queda?
Antes de la desconfianza, ¿que nos faltaba?
Y al final, ¿seguiremos juntos?
O ¿seremos una historia más? esas que se acaban;
Esos amores sensibles que con el tiempo se desgastan.
Como las malditas flores que rápido se marchitan.
Por eso yo no regalo flores,
son mala referencia para los amores.

Victor Giles | Pseudopoeta

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La luna está sonriendo,
Parece que se burla de mí.
Todo el mundo la está mirando
y ella solo se mofa de mi ignorancia.

Luna sonriente,
Luna doliente,
Deja de burlarte de mí sufrimiento,
Deja de ser indiferente.

Ni yo soy tan santo
Ni ella es tan pecadora.

Cada uno recibirá su castigo,
Y tú, mi luna sonriente,
Serás la mejor testigo,

Permanecerás ahí sonriente,
Burlándote sutilmente.

Victor Giles | Pseudopoeta

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Ella se llevó consigo la luz que iluminaba la habitación.
Extrañaré verla bailar,
Escuchar sus carcajadas
Y sus historias fumadas.

Extrañaré su mirada,
Esa tierna mirada llena de lujuria,
Esa mirada que me seducía día tras día.
Aquellas madrugadas cuando tocaba la puerta empapada de felicidad,
Mi corazón se alegraba y el cuarto se iluminaba.

Era ella, su luz, su amor.
Si, extrañaré su manera de darme amor,
Y extrañaré la forma en que yo la amaba a ella.

Victor Giles | Pseudopoeta

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